domingo, 22 de febrero de 2009

A 75 años Sandino Vive y lucha por la unidad de los pueblos latinoamericanos


Ricardo Zúniga García *

Adital -
Un 21 de febrero (1934) fue asesinado a traición el líder nacionalista, latinoamericanista y anti-imperialista Augusto Calderón Sandino.

Sandino alcanzó reconocimiento nacional e internacional por lograr, en un país donde las elites miraban como natural ser sometidos al protectorado del emergente imperio norteamericano, convocar a un sector importante de mineros, campesinos y artesanos; a defender la soberanía nacional y a luchar por una sociedad justa. Encabezó la primera experiencia exitosa de guerra de guerrillas en el continente en el siglo XX, logrando derrotar con un puñado de 'pobres" al ejército interventor de los Estados Unidos de Norteamérica de aproximadamente 5.000 hombres dotados de la tecnología militar de punta en la época. Esto es una verdadera hazaña tomando en consideración que Nicaragua en la época apenas tenia una población rural y dispersa de 600.000 habitantes.

Pero posiblemente su mayor mérito ha sido el aglutinar, el entusiasmar en torno a un proyecto de una pequeña tierra digna para los campesinos, artesanos y obreros, de una economía autogestionaria; un proyecto de país soberano, que se viabiliza y consolida en un proceso de unidad continental frente a la agresión imperialista.

Sandino logró levantar la autoestima de una buena parte de los nicaragüenses, a tal punto que pesar de su asesinato a traición por Somoza, en contubernio con el gobierno norteamericano de entonces, y del intento de esos actores por ocultar su gesta y enterrar su memoria, él pudo renacer en la conciencia de su pueblo y ser inspiración profunda especialmente en las décadas de 70 y 80 con el caminar de la Revolución Popular Sandinista, y sigue inspirando hoy a los nicaragüenses y latinoamericanos, que tratan de avanzar en el camino del Alba.

Hay dos rasgos del pensamiento de Sandino que conservan especial vigencia: Su confianza en que son los obreros y campesinos, con su fuerza organizada, los que "llegarán hasta el fin", por la constancia en la defensa de sus legítimos intereses. Y su constante e insistente convicción de que es posible construir un mundo diferente al del orden capitalista imperialista, que concede a las naciones pequeñas latinoamericanas la condición de "patio trasero" de la nación imperial. Rebelándose contra la mentalidad dominante de la Nicaragua de entonces, donde una buena parte de la población, especialmente la letrada, miraba como lo más natural, como algo impuesto por la fuerza "del destino" el que nuestro país fuese un protectorado norteamericano. Es más, lo miraban como la mejor alternativa para el desarrollo económico del país. Fueron tan reiteradas las intervenciones militares norteamericanas, para proteger las empresas de economía de enclave o para sostener gobiernos aliados serviles, que la mayoría de los políticos tradicionales lo miraban como un hecho inevitable al que había que acomodarse y resignarse.

Frente al espíritu doblegado y servil de la clase política de su tiempo, Sandino hizo constantes llamados a la solidaridad del pueblo latinoamericano con la lucha de su pequeño ejército de artesanos y campesinos. Es más, aun conociendo las diferentes tendencias políticas de los presidentes de los países latinoamericanos de su tiempo, hizo reiterados llamados a la unidad latinoamericana a partir de sueño de Bolívar, proponiendo concretamente asumir el proyecto de la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua, que fuese una sociedad con capital mayoritariamente latinoamericano. A pesar de no tener estudios académicos, Sandino percibía con claridad que grandes proyectos como un canal interoceánico, los servicios públicos estratégicos debían ser garantizados por los Estados en función de los intereses de sus pueblos. Seguramente las cartas de Sandino a los gobiernos latinoamericanos, que nunca tuvieron una repuesta oficial conocida, hoy tendrían una acogida positiva de los países signatarios del Alba, y de otros países que participan de ese mismo espíritu, como Ecuador y Paraguay.

Sandino tuvo la virtud de unir sólidamente la dimensión local de la lucha por la soberanía popular y el respeto a los derechos de tierra y libertad de su pequeña Nicaragua, con la dimensión continental latinoamericana, con la que necesaria se completaba y articulaba.

Sandino inicia su lucha partiendo de su propia experiencia como trabajador mecánico en las bananeras norteamericanas en Honduras, Guatemala y México. El se nutre de su experiencia de lucha, aprendiendo de la historia de lucha de los trabajadores organizados. Estudia disciplinadamente con los líderes sindicales de la naciente revolución mexicana. Y cuando decide regresar a Nicaragua para iniciar su lucha cuenta con sus humildes ahorros de cinco mil dólares, reunidos en varios años de vida austera y disciplinada. Después se juntaría otros recursos, pero la base fue los propios recursos del ahorro de un obrero.

Un conocido programa de análisis político que se trasmite en Nicaragua por la radio comunitaria La Primerísima recuerda cada día a los oyentes una frase de Sandino dirigida a sus combatientes, que va calando en la conciencia de nuestro pueblo: "Uds. están en la obligación de hacer saber a los pueblos de América Latina que entre nosotros no deben haber fronteras. Pues la Patria Indo hispánica comienza en el Río Bravo y termina en los confines de la Patagonia".

* Colaborador de Adital. Educador nicaragüense. Analista político.

Colocado por Vatik

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